Parece y aparece aseado, pulcro, cordial, educado, integro, honesto, impoluto, honrado, justo, atento, bien hablado, culto, incapaz de haber roto nunca un plato, nunca culpable de nada, responsable de nada que pueda deteriorar su imagen pública, dialogante y no beligerante, en definitiva alguien que por preservar su imagen y la percepción que el resto del mundo pueda tener de él, es capaz de no llevar la contraria, asentir, no discutir y comulgar con ruedas de molino. Gran nadador y guardador de ropa. Partidario y firme defensor del sí, del no y de todo lo contrario, según convenga. Nunca tiene la culpa y menos la responsabilidad de nada, los demás son los culpables y los responsables de todo.
Mantiene una imagen de inmolado perpetuo, para que el resto de la humanidad, independientemente de la religión que profese el mundano de turno, le considere un mártir siempre dispuesto a inmolarse para redimir a los demás (sociedad). Parece y aparece con esa imagen, de que los problemas, en general, al ser ungidos por su persona se arreglaran o estarán en vías de solución… en definitiva, un santo varón y el prototipo de yerno que todas las suegras (ellas) desearían tener y del que los suegros (ellos) desconfían.
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