Después de celebrar el segundo aniversario
del 15M, la pregunta que, imagino, muchos nos hacemos es... ¿y ahora qué?.
Esperamos otro año, con convocatorias puntuales, antes de celebrar otro
aniversario, con cacerolas, pitos y pancartas desde las calles y plazas o sería
conveniente aglutinar tanta indignación y tanto indignado en "algo"
con mas solidez y menos romanticismo para poder estar equiparados y poder
entablar “un de tú a tú” con la clase política.
Es evidente que todo lo ocurrido esta lleno
de afectividad y solidaridad pero necesitamos efectividad y legalidad para
poder debatir, discrepar, argumentar, rebatir y denunciar el proceder
de nuestra clase política y eso solo lo conseguiremos formando parte de las
instituciones, igual que lo hacen nuestros políticos.
Seguro que muchos indignados no estarán de
acuerdo en subirse a un tren que criticamos y denunciamos, pero de no hacerlo,
seremos vistos y considerados como unos románticos, florales y divertidos, que
de vez en cuando damos una nota jovial, divertida y original para demostrar
nuestra indignación.
Muchos, creo, estamos doblemente indignados,
en primer lugar con nuestra clase política y en segundo con nosotros mismos por
la incapacidad de trasladar tanta indignación a foros y estamentos donde poder
reivindicar, con todas las de la ley y la ley misma, todas nuestras propuestas
y denuncias.
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