Práctica habitual y cotidiana que, por estar asumida su cotidianidad, no se combate.
Esta
práctica política esta arraigando en nuestra sociedad, de manera que
gran parte de ella lo considera un mal menor o el precio a pagar por
soportar la clase política que tenemos, no la que merecemos. Empleando
el argumento, cuando no engaño, de que los que vendrán serán iguales o
peores.
Es del todo inaceptable admitir sin crítica y con sumisión, el ejercicio de esta práctica política.
No
podemos, como casi siempre, mirar hacia otro lado y dejarnos invadir
por la resignación al tolerar, sin denuncia, ciertas actuaciones y
comportamientos que son ejemplos de la práctica política indecente.
Lo primero que habría que plantearse ante de todo eso que dices es la viabilidad de la inmunidad legal que protege a estos personajes en determinadas situaciones. Hacen falta reformas legales antes de llegar a las morales, porque la protección de la ley y el sistema les hace intocables ante lo que verdaderamente importa.
ResponderEliminar@cienlargosdias